Siento esta tardanza en volver a actualizar el blog, pero últimamente me han pasado muchas cosas -todas buenas- y he estado centrado en ello, sobre todo en el plano profesional.
Tarde o temprano las explicaré, sin embargo hoy quería escribir una entrada acerca de otro objetivo que me puse hace ya 5 meses y que por fin cumplí este domingo pasado: acabar la Maratón de Barcelona en esta edición 2012.
Si me voy a los inicios, recuerdo que de pequeño, cuando iba al colegio, no me gustaba nada la clase de Educación Física (“Clase de deporte” lo llamábamos nosotros), siempre estaba buscando alguna excusa para decir que ese día no podía asistir a la clase o simplemente hacía campana con algún amigo. No era buen deportista y recuerdo que en las carreras de distancia siempre quedaba de los últimos: odiaba correr.
Cuando acabé el colegio y empecé la universidad me apunté durante varios años al gimnasio, eso me gustaba más, ya que el esfuerzo no era prolongado, era solo en momentos puntuales. Pero el caso es que empecé poco a poco a correr en la cinta unos minutos al día y, como me encantan los retos, alguien me dijo que sería buena idea apuntarse a la “Jean Bouin”, una carrera de 10km en Barcelona. Era en noviembre del 2010. A mí 10km me parecían una pasada, nunca había estado corriendo más de 30 minutos seguidos en mi vida.
Acepté el reto y me apunté con dos amigos más. Entrené durante 3 ó 4 semanas, la mayoría de veces en cinta y nunca más de tres cuartos de hora seguidos. El día de la carrera sufrí como un desgraciado, acabé sin respiración casi, completándola en 52 minutos.
De ahí me cogió el gusanillo de correr, sin embargo no volví a entrenar más o menos en serio hasta la Jean Bouin del año siguiente (este noviembre pasado), completándola en 47 minutos y acabando fresco y no destrozado como la otra vez.
Justo esos días un gran amigo de la infancia, Nacho, con el que fui a la última Jean Bouin me sugirió la idea de apuntarnos a la Maratón de Barcelona de 2012, el día 25 de marzo. Él la había completado el año anterior y según lo contaba parecía algo espectacular. Me lo pensé unos días, ya que tenía pinta de ser algo muy difícil, pero la verdad es que lo tenía claro: siempre me tiro a la piscina con estas cosas.
Así que nada, a inscribirse (50€) y a descargarse el programa de entrenamiento, que duraba 14 semanas. Empecé el día 12 de diciembre con 8km y he ido apuntando en una agenda todos los entrenos que he hecho. En total 468km, la semana que hice menos fueron 16, porque estuve enfermo y la semana que más 49km. Los entrenos más largos fueron dos de 28km cada uno. Hubo días en los que tuve que salir mientras llovía, otros a las 12 de la noche, otros con un frío increíble (recuerdo un día que llevaba dos sudaderas, gorro y dos buff para el cuello…) y otros en los que hubiera dado cualquier cosa por no tener que cambiarme y salir de casa. Y como no, también muchos otros que me apetecían y en los que tenía sensaciones geniales. Tengo mucha suerte de tener cerca de casa la carretera de les Aigües, una pista de tierra de 9km de distancia desde la que se ve toda Barcelona y a la que va todo el mundo a entrenar o a dar un paseo.
Siempre he seguido más o menos la misma línea de entrenamiento, que era no caminar nunca y correr a un ritmo normal, sin prisas y sin cambios bruscos de velocidad. Y eso no es lo recomendable para preparar una maratón.
Me compré un cinturón en el que puedo llevar una botella de 50cl para el agua y tiene un bolsillo para poner los geles. Los geles son algo que solo había probado dos veces en los entrenos y la verdad que sirven para recuperarte un poco cuando estás fundido, pero no hacen milagros.
Bambas siempre he utilizado las mismas, unas del Decathlon que no sé lo que me costaron pero seguro que no eran más de 15€ y me han ido genial... para todos aquellos que crean que se necesitan unas bambas de marca para hacer estas distancias.
Y así casi sin darme cuenta llegó el gran día. Creía que de los nervios me costaría dormirme el sábado pero no fue así. Dormí bien 5h, ya que tenía que levantarme a las 6.45h, la salida era a las 8.30h desde Plaza España. El viernes había ido a buscar el dorsal, con el número 16128, una camiseta muy maja y el chip que te pones en la bamba para controlar tu tiempo por cada paso de 10km.
Llegamos con bastante antelación y aquello estaba a petar de gente: casi 20.000 inscritos. Después de dejar la mochila en el guardarropa ya fui directo a mi cajón de salida, el de tiempos para más de 4 horas. Ambientazo increíble y casi nada de frío para ser tan temprano. A y media se dio la salida, pero nosotros que estábamos atrás de todo salimos casi 15 minutos más tarde. Sabía la consigna, me la había repetido a mi mismo mil veces y la dijo el ultraman Josef Ajram hace nada: ser MUY conservador si es la primera maratón.
Así que hice caso a Nacho, que me había dicho que buscase a alguien que llevara un ritmo que me gustase y le siguiera. Empecé a seguir a un tío grandote, pero a los 3 km se puso a caminar, así que le adelanté y busqué a otro, que me duró 3 km más y luego también se puso a caminar. No tuve mucha suerte en este aspecto jajaja. Mis dos objetivos eran llegar a la meta y no caminar en ningún momento durante todo el recorrido.
Cerca del km 8 me sentí mal, muy cansado, pero al cabo de unos minutos se me pasó. Siempre hay altibajos. Empecé a seguir a una señora mayor de Suecia que tenía pinta de haber hecho varias maratones, ya que en su camiseta ponía “Marathon World Tour” o algo así. Iba despacito claro, pero a mí ya me iba bien ese ritmo, que esto es muy largo. Para que os hagáis una idea, hacía 10km en 1h10min, cuando perfectamente puedo bajar de los 45min. Iba con la calma.
Seguí a la señora Sueca hasta la media maratón, 21km, donde se puso a caminar. Entonces tuve que continuar sin mi “guía” y decidí que a partir de entonces ya no seguiría a nadie. Antes me había encontrado a mi primo y a mi tío por la calle, me hizo mucha ilusión ver caras conocidas entre tanta gente.
Cada varios km había puntos de avituallamiento, donde te daban agua, esponjas mojadas, bebida isotónica y en algunos también geles y fruta. Bebí muchísimo, no sé cuantas botellas y tomé 4 geles a lo largo de la carrera, en los km 23, 30, 37 y 40. Me sorprendió mucho el ambiente del recorrido, miles de personas a los lados animando, aplaudiendo, cantando, tocando instrumentos e incluso ofreciendo comida a los participantes. Además como tu llevas el dorsal con tu nombre inscrito te animan aún más: “Venga Pablo, ánimo”, “Vamos Pablo, se te ve fresco, sigue así”, “Vinga Pablo, que no et queda res, l’últim esforç!” “Ya no queda nada Pablo, vamos, vamos, lo estás haciendo muy bien!” Creo que nunca en un día me han llamado tantas veces por mi nombre, eso da unos ánimos impresionantes cuando estás allí y lo único que puedes hacer es darles las gracias.
(haz click para ver el recorrido en grande)
A partir del km 25 empecé a estar cansado de verdad, en el 30 me dolían las piernas muchísimo y en el 35 el doble, tanto que aunque quisiera por estar bien de pulmones y cabeza no podía ir más rápido. Empecé a sentir un dolor muy fuerte en la parte de atrás de la rodilla derecha, en un ligamento, temía que se me agarrotara de alguna manera y no poder doblar la pierna. Aun así, pensaba, continuaría aunque fuese a pata coja. Los km se hacían cada vez más largos, no se terminaban nunca… al final mucha gente caminaba y eso me desanimaba. Pensaba: "¿Para qué haces una maratón si vas a caminar? ¡Para eso te das un paseo! Aquí si se viene al menos se hacen las cosas bien." Pero nada, yo a lo mío, también había mucha gente que no se paraba por nada. Grandes.
En el km 39 vi a un chaval que tendría mi edad tirado en el suelo, desmayado, con una manta térmica y varias personas de la Cruz Roja a su alrededor. Vaya putada, pensé. Justo cuando faltan 3km… espero que a mí no me pase nada. Los últimos 2km estuve tirándome agua encima todo el rato y bebiendo porque hacía bastante calor e iba corriendo como un zombi, con la cara desencajada del esfuerzo. Después de lo que pareció una eternidad vi la última curva, ya repleta de gente a los lados, muchísima gente aplaudiendo y animando y encaré los 200 metros de la recta final. Ahí es cuando me di cuenta de que por fin había conseguido lo que llevaba tanto tiempo preparando y sin quererlo me puse a llorar. Entré en la meta acompañado de un japonés/canadiense muy majo que llegó al mismo tiempo que yo y el cual había visto a la salida.
5 horas 8 minutos y 19 segundos más tarde volvía a estar en la Plaza España, esta vez con una medalla colgada al cuello y la satisfacción indescriptible de haberlo conseguido:
5 horas 8 minutos y 19 segundos más tarde volvía a estar en la Plaza España, esta vez con una medalla colgada al cuello y la satisfacción indescriptible de haberlo conseguido:
(llegada a meta, soy el de blanco con pantalones azules)
Aprovecho desde aquí para dar las gracias a mi universidad (@UICbarcelona) por patrocinarme, ya que me dieron el importe de la inscripción, un par de créditos que me faltaban de libre configuración y una sudadera que llevé el domingo.
También agradecer a la persona que me animó a apuntarme, me ha dado consejos y siempre ha estado allí: Nacho Oriol. Un grande del deporte.
Grande Pablo!
ResponderEliminar¡Que narración más emocionante, Pablo!
ResponderEliminar¡Te felicito por tu tesón, tu constancia y tu entusiasmo y te auguro un gran futuro en el deporte y en la vida!
Wooow Pablo increible!!!
ResponderEliminarQue merito no haber dejado de correr en toda la carrera.
Felicidades crack.
Me estas dando envidia, me planteare hacerla el año que viene.
Un saludo.
Muchísimas gracias Jaime, Juan y Marcos!!
ResponderEliminarMarcos, si fuera tu me apuntaría de cabeza, los entrenos son duros pero todo el sufrimiento se queda en nada en el momento de cruzar la meta.
Un abrazo a todos
FELICIDADES TE LO MERECES ;)
ResponderEliminarIMPRESIONANTE EL RELATO
Muchísimas gracias Anónimo!! :)
ResponderEliminarMuy bueno¡, el primer reto de muchos.
ResponderEliminarMuchísimas gracia Jorge! Así es, toda una vida por delante! :)
ResponderEliminarQue grande Pablo!ya sabia de la experiencia de cuando me la contaste en 1a persona, pero me ha gustado mucho leerla tan detalladamente. Por cierto, me he emocionado al ver el vídeo llegando a la meta con un desconocido y lágrimas en los ojos, enorme!
ResponderEliminarQue grande tu comentario y tu nombre, ya tienes apellido igual que Shean Ramone y Swanney de Vito. Muchas gracias! Me alegro mucho de que te haya gustado la crónica. Nos vemos esta tarde, un abrazo Sicky!
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