Hoy transcribo aquí una parte de un reportaje que ha aparecido en el número 31 de la revista NewsUIC en el que tuve el placer de poder colaborar:
Universidad - Empresa
Hay que cambiar la universidad y dar aires nuevos a la comunidad universitaria. Tenemos que transformarla en una comunidad real de investigadores para que se cree un lazo fuerte entre estudiantes y profesores por un lado, y empresas del otro lado, tanto del sector público como del sector privado. Es alarmante la escasa relación universidad-empresa actual, que destaca, por ejemplo, el Círculo de Empresarios. Esto puede ser -entre otros motivos- porque normalmente en la formación universitaria se sigue poniendo mucho énfasis en la adquisición de conocimientos, mientras que se deja de lado la adquisición de capacidades y habilidades personales, elementos básicos para el desarrollo del espíritu emprendedor y innovador de los estudiantes.
Nos encontramos, por tanto, delante de una formación alejada de aquella que demanda la sociedad y el mercado laboral, cuando la educación en el fomento del espíritu emprendedor -tan necesario para este cambio de aires- tendría que extenderse también al profesorado e investigadores. España está lejos de ser uno de los países pioneros en emprendedurismo: "Hace falta fomentar el espíritu emprendedor desde el colegio -dice Pablo Olóndriz (ADE '11)-, de manera que cuando llegue a la universidad el alumno tenga claro si quiere ser o no un emprendedor".
Existe, sin embargo, una especie de desinterés general por empezar nuevos proyectos. Además hay un aspecto más cultural de aversión al riesgo: la falta de ambición y de pasión por los retos, la falta de compromiso y de tolerancia al fracaso, la poca capacidad de liderazgo... Una aversión que suele ser también hacia el empresario, a causa de una visión muy extendida -y cada vez más anticuada- de competitividad, donde hay unos ganadores y unos perdedores, unos que triunfan y otros que se hunden en la miseria: "Es un cambio de mentalidad necesario; hace falta dejar de lado la visión sindicalista y pasar a una estrategia win-win, donde todos ganan" continúa Olóndriz. La cuestión es muy sencilla: si conseguimos más emprendedores, tendremos más empresas; si tenemos más empresas, habrá más puestos de trabajo y, por tanto, menos paro y -donde queremos llegar- más ganadores.
(...) En cambio, cuando la universidad se implique de verdad en estos temas y ayude al alumnado, el graduado saldrá al mercado después de haber hecho su primera incursión de trabajo en el invernadero, donde el fracaso no hace daño. En el fondo, hablamos de una fábrica de emprendedores, como motor básico para salir de la situación económica en la que nos encontramos.
Lo que pide el mercado
No hay suficiente con ser ambicioso. En un momento en el que se ha visto que la causa principal de la crisis actual es la falta de ética profesional, y se ha podido comprobar como muchas de las cosas que teníamos como necesarias no lo eran, el emprendedor -y cualquier empresario- tiene que ser una persona con valores. Estamos hablando del espíritu de superación y de servicio, de la capacidad de asumir riesgos, de la creatividad y la independencia, de la capacidad de diálogo y de trabajar en equipo, de la búsqueda de la verdad, de autoaprendizaje permanente... En el fondo, se trata de huir de una mentalidad funcionarial, que no quiere implicarse en nada que le pueda complicar la vida.
(...) Es este sentido el que explicaba, por ejemplo, Gerard Fluxà (ADE '12) participante del Start Up Programme: "Voy por la calle y me planteo: ¿Qué haría falta aquí que yo pudiese aportar? Intento mirarlo desde muchos puntos de vista diferentes y busco respuestas y intento aplicarlas". Con imaginación y inventiva: ver que demanda el mercado. "Emprender -decía en otro momento Olóndriz- es una manera de vivir; son unos ideales que por supuesto muchas veces se traducen en la creación de empresas, aunque no siempre: es mucho más" Es una manera de pensar que te hace buscar siempre como mejorar el entorno.
Volver a las raíces
Al fin y al cabo, el emprendedor real es una persona optimista y con ganas de transformar el mundo. No un iluso, sino alguien con ganas de hacer un mundo mejor. En todos los sentidos. Por eso es tan importante volver a los valores básicos, como reflexionaba Evaristo Aguado, coach y director de Formación, asesoramiento y coaching de la UIC, en una conferencia en el acto de obertura del curso universitario. "Os propongo aprovechar la crisis económica como una oportunidad de regeneración, partiendo de lo que considero fundamental: la persona, la verdad, el compromiso social y la excelencia"(...)
Hola Pablo,
ResponderEliminarprimero enhorabuena por tu colaboración que mencionas, segundo por el enfoque que das al tema de la educación. Comparto totalmente tu visión, pero el problema es estructural, la Universidad es una institución y como cual en vez de fomentar el emprendimiento y la práctica, se suelen quedar en las palabras bonitas, soy de los que opinan que es fundamental orientar la educación hacia la práctica y al emprendimiento, algo que a día de hoy brilla por su ausencia.
Un abrazo y gracias por compartir esta experiencia.
Germán.
Muchas gracias Germán,
ResponderEliminarEs cierto que el problema es estructural y es grave, por eso a la vez estamos analizando la situación a fondo y inmersos en un proyecto para poder darle la vuelta algún día.
Un gran abrazo!
Las ideas de negocio innovadoras comienzan en el aula o en este tipo de pláticas, fomentando mentes creativas y actitudes emprendedoras entre los jóvenes
ResponderEliminarescueladeemociones.com
ResponderEliminarEmprender es una aventura apasionante, pero requiere enfoque y habilidades. Un entrenamiento de coaching es clave para impulsar tu proyecto, ayudándote a desarrollar estrategias efectivas y potenciar tu liderazgo, llevando tu emprendimiento al siguiente nivel.